Copa Alejandro

Ser fotógrafa del Copa Alejandro fue una experiencia inolvidable que me permitió capturar la esencia de la competencia, la emoción de los participantes y la belleza natural del entorno. Desde mi perspectiva, este evento fue mucho más que una simple sesión fotográfica: fue una oportunidad de documentar la sinergia entre el mundo corporativo y el deporte acuático.

Mi enfoque principal fue registrar los momentos auténticos que ocurren durante una competencia de este tipo. Capturé los rostros concentrados de los navegantes mientras manejaban sus veleros, las emociones de los equipos cuando cruzaban la línea de meta y las reacciones de los espectadores desde la orilla. Utilicé principalmente luz natural, aprovechando el brillo del sol sobre el agua para crear imágenes vibrantes y llenas de vida.

Uno de los aspectos más interesantes fue trabajar con diferentes ángulos y perspectivas. Desde posiciones elevadas para mostrar la escena completa de las regatas, hasta primeros planos que capturaban la intensidad de los gestos y expresiones. También hice uso de drones para obtener tomas aéreas impresionantes que mostraban la majestuosidad del lago y la disposición estratégica de los barcos.

Lo que más disfruté fue la interacción humana detrás de la cámara. Conversar con los participantes, conocer sus historias y motivaciones, me ayudó a enfocarme en lo que realmente importa: las conexiones humanas que surgen incluso en un entorno tan competitivo. Cada imagen que tomé fue una oportunidad de contar una historia, ya sea de determinación, camaradería o triunfo.

Este evento me recordó por qué amo lo que hago: porque a través de la fotografía, puedo preservar momentos únicos e inspirar a otros a ver el mundo desde una nueva perspectiva. La Copa Alejandro no solo fue una competencia de veleros; fue una celebración de la pasión, el trabajo en equipo y la belleza de la naturaleza.